Radio days / Días de radio

Caracas, Montalbán (Christmas 1974)

“Días de Radio” no el sentido sugerido por la aquella película de  Woody Allen : nuestra generación fue la generación de la televisión. Aún así no deja de maravillarme que, como niño, una radio era un regalo de Navidad perfectamente bueno. La radio escupía ruidos y notas de baja fidelidad y, sin embargo, había algo poderoso encerrado en esa caja: un mundo de posibilidades sin límite. Aquí estamos mi hermano y yo, probando la radio. Sin saberlo, dentro de poco nos haríamos adictos a aquellas transmisiones radiales de beisbol venezolano. Mi hermano, un Caraquista nato, preferiría a Delio Amado León y Radio Rumbos. Yo, un Magallanero fehaciente, escogería a Felo Ramírez y Radio Continente. Cierta rivalidad beisbolística había nacido. Crédito fotográfico: Pablo J Badra

==================================================================================

“Radio Days” not in the sense of that Woody Allen’s film, of course: ours was more of a TV generation. Yet, it amazes me that, as a child, I lived in a time when radio sets would still make for perfectly acceptable Christmas presents.  The radio speaker would spit noisy, low-fi sounds, yet, there was something powerful about that box: it opened up possibilities. Here, my brother and I are testing the radio for the first time. Unbeknownst to us, we were about to get hooked on those Venezuelan baseball radio broadcasts. He, a natural born “Caraquista”, would choose Delio Amado León and Radio Rumbos programming. I, a die-hard”Magallanero”,  would prefer Felo Ramírez and Radio Continente programming. A baseball rivalry was born. Photo credit: Pablo J. Badra

3 Comments

  1. Tal cual, Antonia! Manejar en carro y escuchar radio es tan natural como comer y conversar. La radio además obliga a la imaginación y la televisión no deja espacio para ello. En transmisiones televisivas, el narrador deportivo es casi prescindible. Gracias por el comentario.

    Like

  2. Después de tantos avances tecnológicos, sigo encontrando un encanto irreemplazable en esos aparatitos de radio portátiles “a transistores” como el de la foto. Aún tengo uno. Y todavía lo uso a veces para oir los juegos del Caracas.

    Like

    1. Je,je… Bueno, coincidimos con lo del encanto de las radios! A veces aquí escucho transmisiones deportivas por radio, cuando voy en carro. Pero son difíciles de entender pues uno no creció aquí y se interpone el idioma. Un abrazo!

      Like

Leave a comment