Andrés, Qta. Magda, Urb. Montalbán, Caracas (1991)
Mis hermanos y yo hemos pasado por la prueba de la calvicie: ay, que no queda pelo en esas cabezas!. En realidad, hombre jóven que se queda calvo está entrenándose para la vida. Pues la progresión de la vida no es más que una progresión de pérdidas, comenzando con la pérdida de pelo. Mientras más vivimos, más perdemos (pelos y otras cosas) y al final perdemos lo más valioso que es la vida misma. Recuerdo que mi padre recitaba aquella frase consolatoria cada vez que venía el tema de la calvicie: “Y quién ha visto, Constantino, a un burro calvo?”. Obviamente, a mi padre mismo le faltaba pelo. Las fotos que aquí se muestran son testimonio del pasado pelúo de los hermanos Badra-Badra. Mashallah, cuánto pelo! *
Renny (right) & I, Qta. Magda, Urb. Montalbán, Caracas (circa 1985). Author unknown, possibly my sister Peggy
My brothers and I have undergone the test of baldness: alas, not much hair remains in those heads! In reality, a balding man is actually training for life because life’s progression is nothing else but a progression of losses, starting with the loss of hair. The more we live, the more things we loose and at the end we loose life itself which is the most valuable of things. Whenever the subject of baldness was being discussed, Dad would recite that old Venezuelan (?) saying: “For crying out loud, WHO has ever seen a bald donkey?”. Of course this was intended as a consolatory phrase because my dad himself was bald. Photos shown here are proof of that glorious hairy past of the Badra-Badra brothers. Mashallah, that is a lot of hair! *
HaHaHa. Excelent.
LikeLike
Thank you! 🙂
LikeLike
Always #1, I really laugh reading your article
LikeLike
He he he, glad you did!
LikeLike