Felix The Cat, Felix Chevrolet Car Dealer, Figueroa St, near Downtown Los Angeles (2014)
(Versión en castellano sigue abajo).
At dawn, the city becomes a phantasmagorical fantasyland. With mesmerizing power, city lights open the door to a world of partial darkness. City lights make us believe. We pretend then that life doesn’t need a pause. We intend to delude our circadian cycles. We imagine that excitement can be prolonged and that sleep is only a thing of the past. We may even feel inclined to sip on yet another cup of coffee. But at some point in time, during the night, reality sinks in. Electric billboards will cease to awaken our senses. Suddenly, the neon numbs us and soothes us, as if it were singing a delightful lullaby to us. Somehow, those city lights that a few moments ago kept us awake are now the perfect overture to a night of sweet dreams*
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Cuando el sol se pone, la ciudad se transforma en un reino sobrenatural. Con un poder hipnotizante, las luces de la ciudad nos ayudan en la transición a la oscuridad. Las luces de la ciudad son engañosas. Nos hacen creer que la vida no necesita pausa. Desequilibran nuestros ciclos circadianos. Nos hacen imaginar que la energía de la vida puede prolongarse y que el sueño es cosa del pasado. Hasta nos tientan a tomar otra taza de café. Pero en un momento en la noche, la realidad finalmente nos alcanza. Las vallas eléctricas dejan de estimular nuestros sentidos. De pronto, el neón nos satura y comienza a calmarnos, como si nos cantara una canción de cuna. De alguna manera, no sabemos cómo, esas luces citadinas que hace nada nos mantenían despiertos ahora hacen de preámbulo para una noche de dulces sueños *